Pirelli fabricará cauchos de carros con algas


Los nuevos cauchos para automóviles, desarrollados por un profesor de la Universidad de Girona, son más limpios y económicos que los tradicionales y sacan provecho de un residuo natural.

Las algas, esas insignificantes plantas que abundan en los mares y por las que nadie daba nada hace unos años, se han revelado como unos organismos tremendamente útiles, retrasan el envejecimiento, se usan en los sectores alimentario y farmacéutico y hasta sirven para hacer etanol o biodiesel. Ahora, gracias a la investigación de un catedrático de la Universidad de Girona, también podrán utilizarse para fabricar neumáticos biológicos, más limpios y económicos que los tradicionales.

El truco consiste en sustituir parte de la sílice amorfa, un compuesto habitual en el caucho de los neumáticos, por algas, unos organismos ricos en azúcares y que pueden obtenerse en grandes cantidades de los mares. De hecho, en ocasiones el problema es que hay demasiadas, téngase en cuenta que las algas verdes proliferan, en grandes cantidades, por eutrofización, siendo un problema medioambiental especialmente importante en el mar Mediterráneo, explica Féix Carrasco, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Girona e inventor de los bioneumáticos.

Carrasco confía en que Pirelli se decida a su comercialización, aunque primero cree que serán necesarios un estudio y una campaña dirigidos a informar a los potenciales clientes de las ventajas económicas y medioambientales de este tipo de neumáticos. Las algas, un recurso natural y renovable, constituyen una materia prima sin costo alguno, mientras que la sílice que se usa en la actualidad cuesta 1,06 euros por kilo. El proceso involucraría recoger las algas, dejarlas secar y molerlas hasta formar pequeñas partículas con un diámetro de unos 200 micrómetros, ya que es fundamental que el polvo obtenido sea fino.

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