
Incluso hoy en día no es difícil ver a jóvenes de 20 y 30 años jugando Tetris en un bar recreativo, intentando mover cuatro cuadrados conectados y colocarlos en formatos ordenados a medida que descienden por la pantalla, cada vez más rápido.
Tetris destaca como uno de los raros productos culturales que llegó al oeste desde la Unión Soviética durante la guerra fría. Su adictivo ritmo contra el tiempo fue una señal de lo que vendría después, como el uso ininterrumpido de una Blackberry o el sitio en internet Twitter.
Mucha gente que creció jugando a Tetris aún no lo ha dejado
Es fácil aprender a jugar. Es necesario rotar los elementos que caen por la pantalla para formar líneas enteras en la parte baja de la imagen. Hay que colocar los elementos de manera que queden pocos espacios abiertos. El objetivo es lograr formar cuatro filas de una sola vez.
Pero el videojuego es difícil de dominar porque los elementos caen sin un orden específico, lo que hace muy difícil predecir la mejor manera para organizarlos y que formen columnas perfectas.